28 de febrero de 1954 Se planea detonar Castle Bravo
28 de febrero de 1954 Se planea detonar Castle Bravo Tal día como hoy en 1954, durante la operación Castle es detonada Castle Bravo. La Bravo era una bomba termonuclear de cuatro medios y medio de largo, 1,4 metros de diámetro y más de diez toneladas de peso. Se trataba de una bomba de 15 Megatones, unas cien veces más que la Little Boy, la bomba que en 1945 se lanzó sobre Hiroshima. Hasta este momento, la Castle sería la bomba más potente jamás lanzada. Récord que los tan solo la Unión Soviética podría superar en 1961 con la bomba del Zar.
Debido a la potencia de la bomba, los preparativos de la detonación llevarían mucho tiempo. Por ello a pesar de que estaba planteada para ser detonada un día antes, la detonación finalmente se programaría para el 1 de marzo a las 6:45 hora local. Se lanzaría sobre una pequeña isla artificial que se había levantado para la ocasión cerca del Atolón Bikini, en las Islas Marshall. En el momento en el momento de la explosión se crearía una bola de fuego de más de siete kilómetros de ancho y que sería vista desde 400 kilómetros de distancia.
Las consecuencias fueron tales que el gobierno norteamericano se vio obligado a redactar el Tratado de prohibición parcial de los ensayos nucleares de 1963.
Después de la explosión y a pesar de la distancia que separaba el lugar de pruebas con cualquier isla habitada, empezaría a caer una lluvia radiactiva sobre algunas islas habitadas. Algunos de los habitantes de estas tuvieron que ser evacuados 48 horas después de la explosión, pero la mayoría se quedaron después de que los Estados Unidos consideraran que no había peligro. Nueve años después, en 1963, empezaron a hacerse públicos casos de isleños afectados por la contaminación que desarrollaron enfermedades por culpa de esta.
De los 29 niños del estolón de Rongelap que nacieron en este período, 20 presentaron malformaciones en su nacimiento. Los habitantes de las Islas Marshall, pero, no serían los únicos afectados de esta lluvia radiactiva, pues los vientos la esparcirían por todo el globo. Según los informes se llegaron a encontrar rastros de material radiactivo en Australia, Japón, Estados Unidos e incluso en partes de Europa. Este desastre tendría alguna consecuencia positiva. Serviría para que se estableciese una red mundial de estaciones de monitoreo para controlar las consecuencias radiológicas de pruebas de este tipo.
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