24 de febrero de 1981 Fracasa el 23-F
24 de febrero de 1981 Fracasa el 23-F Al día como hoy en 1981, el teniente coronel Antonio Tejero se entrega a la policía. Había irrumpido al Congreso de los Diputados un día antes para detener la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo con cerca de 200 guardias civiles. Mantendría encerrados a todos los miembros del congreso hasta las diez de la mañana, momento en el cual, viéndose privado de apoyo, decidiría entregarse. Acabaría así un intento de golpe de Estado que había mantenido a España en vilo durante más de quince horas.
La planificación del golpe había comenzado unos años antes. Tejero juntamente con el capitán de la Policía Armada, Ricardo Sáenz de Ynestrillas, y otros militares habían sido detenidos por planear un golpe de Estado. El fracaso de este, apodado Operación Galaxia, le había comportado siete meses de prisión, desde donde no cesaría en su empeño. No se desanimaría, pues a pesar de fracasar la primera vez, y aprovechando el descontento del, decidió actuar de nuevo. Esta vez se asociarían con Milans del Bosch, capitán general de III Región Militar, y el teniente general Alfonso Armada.
Existía un gran descontento desde los estamentos militares hacia el gobierno democrático. Existía una gran inquietud hacia las reformas militares, se percibía la inestabilidad política y algunos sectores eran muy nostálgicos de la dictadura.
El plan para que el golpe funcionara era que Tejero detuviera el nombramiento de Calvo-Sotelo. Una vez logrado este punto Armada se propondría a Milans como jefe de Estado en un gobierno de concentración que incluyera a civiles y militares indistintamente. Finalmente, el papel del tercer implicado, Milans del Bosch era sublevarse y movilizar sus tropas. La idea era que los demás capitanes generales secundaran el golpe y ratificaran a Milans como presidente. Además, era imprescindible que el Rey, la figura que Franco había nombrado su heredero tras su muerte, los apoyara.
Tejero actuaría según el plan, al igual que sus socios, entrando a la fuerza al Congreso y deteniendo la investidura. Una vez dado este paso se dedicaría a esperar la reacción de los altos cargos militares, y especialmente del Rey. La gran mayoría de capitanes generales no secundaron el golpe esperando el posicionamiento del monarca. Juan Carlos tardaría en manifestarse, y cuando lo hizo sería en contra de los golpistas. El posicionamiento del Rey sería el que frustraría el golpe y viéndose solo, Tejero decidiría entregarse a la policía.