23 de enero de 1826 Cae la fortaleza del Callao
23 de enero de 1826 Cae la fortaleza del Callao Tal día como hoy en 1826 caería la fortaleza del Callao, última plaza española en la América continental. Después de casi dos años de asedio por tierra y mar, la guarnición realista se rendía ante el combinado de tropas independentistas chilenas, peruanas y gran colombianas. Los españoles a pesar de su tenacidad no tenían opción de abastecerse debido al bloqueo naval, por lo que les terminó no quedando otra opción que abrir las puertas de la fortaleza. Esta rendición supondría la pérdida del último enclave estratégico español en la zona.
Este episodio llegaría tras años de retroceso de las tropas realistas en el territorio. Los movimientos independentistas se extendían por toda la América continental española, suponiendo demasiados frentes abiertos para unas tropas realistas cada vez más desabastecidas. A pesar de algunas victorias de los generales españoles ante los ejércitos liberadores, liderados en Perú por el general San Martín, se anticipaba una derrota aplastante. Los independentistas, más numerosos y ahora ya con líderes capaces, se estaban haciendo con el territorio.
Fue clave para los intereses independentistas contar con figuras como San Martín o Simón Bolívar, generales conocedores de las tácticas militares españolas
La victoria del ejército liberador en la batalla de Ayacucho en 1824 supondría el final del Virreinato del Perú. Aún y así, el comandante militar de las fortalezas del Callao, Ramón Rodil, no se rindió. Rodil, decidió encerrarse con sus hombres en la fortaleza del Real Felipe y esperar refuerzos desde el Viejo Continente para lanzar una contraofensiva. La alianza independentista actuaría rápida y además del asedio impondría un bloqueo naval para que los españoles no pudieran recibir ni refuerzos ni víveres.
Aún y con esta situación, Rodil resistiría con unos tres mil hombres el asedio desde febrero del 1824 hasta el 23 de enero del 1826. Solo con después de que más de dos tercios de sus hombres murieran entre epidemias y ataques enemigos, Rodil abriría las puertas. La tenacidad de su defensa llevaría a que el general independentista, Bartolomé Salom, aconsejado por Bolívar, le perdonara la vida. Finalmente, con la toma del Callao, se acababa con el último baluarte español en América del Sur, permitiendo ahora sí la independencia de los territorios.